Champiñón

Mi hermana de vuelta

Mi hermana pequeña regresó por fin, tras su servicio militar familiar en el que tuvo que enfrentarse al pequeño Champi día tras día. Múltiples anécdotas fueron las que trajo e incluso heridas de combate, a pesar de que el pequeño aun no tiene dientes.

Champi ha evolucionado de forma bastante rápida desde que tuvo autonomía de movimiento. Su capacidad de equilibrio y manipulación de objetos es muy buena, capaz de flexionar las piernas para coger algo del suelo sin caerse (la mayoría de veces) y correr dándole patadas al balón, algo que parece encantarle. Y a pesar de que se mueve con mayor soltura que otros niños de su edad, en cuanto a crecimiento queda por detrás, siendo de los pequeños.

También ha desarrollado un sistema inteligente de comunicación que se basa en gestos, gruñidos y, en última instancia, lloriqueos altamente eficiente. Comprende todo lo que le dices, como que quieras darle una cosa por otra, pero se niega a emitir una sola palabra; como mucho mamá y papá.

Le encantan los parques y cada vez que lo sacan de paseo y pasan por uno llora si no le dejan entrar a jugar y, tal es su llanto, que puede durar hasta que pasan por otro parque por lo que vuelve a la intensidad inicial.

Por otro lado tenemos la influencia de mi hermana mayor que le ha inculcado una serie de acciones muy útiles, como que sea él quien lleve su pañal sucio a la basura (la cual ya respeta desde que se la tiró encima), que limpie los muebles si le das un trapo o que te señale insistentemente cualquier cosa que no esté como debe estar, como los seguros que impiden que pueda abrir los muebles de la cocina.

Le gusta la música de los dibujos, los perros en general y en concreto Pancho el del anuncio de la lotería, comer pan y esconderse detrás de la cortina mientras mis hermanas hacen como que lo buscan y lo llaman.

Un bicho en toda regla.

Violencia doméstica

Mi hermana mayor siempre se ha aprovechado de mi ineficaz visión periférica para endosarme las tortas, y es que no las veía venir. La muy simpática se reía mientras me daba la torta de broma.

Pues los años pasan y ella ahora tiene un hijo, un tal Champi que no se puede estar quieto. Según me cuenta mi hermana pequeña, de vez en cuando le hace cogerlo en brazos y, desde esa altura, mira para una lado y para otro y, si no ve nada que le entretenga, le suelta un guantazo en la cara a mi hermana. Parece ser que ni si quiera haciéndote el dormido te libras, porque también te suelta sopapos en la cara para despertarte mientras le entra la risa nerviosa.

Pero ahí no queda el asunto. Cuando tiene la posibilidad te escala, te muerde la barbilla y agita la cabeza de un lado para otro como si fuese una fiera que ha atrapado a su presa. Para que no se preocupe mi hermana pequeña, le he dicho que no se lo tenga en cuenta, que mientras no le muerda con sus prominentes encías la yugular está a salvo.

Por otra parte, voy a tener que hacer un estudio sobre la posibilidad de que la violencia se transmita por herencia genética, porque las similitudes entre mi hermana mayor y el trasto peque son enormes en ese sentido.

Reclutamiento

Hay cosas con las que no se debe jugar, una de ellas la comida como decía mi madre. Sin embargo, juguetear con el fuego, en sentido figurado, a veces puede resultar tremendamente seductor y eso es lo que ha provocado un contratiempo en mi vida.

Resulta que mi hermana mayor se ha quedado sin niñera para Champi y está intentando hacerse con alguna que cumpla con los requisitos. Durante ese proceso le ha pedido a mi hermana pequeña que vaya a cubrir la plaza hasta que encuentre a alguien. Esto puede durar, entre pitos y flautas y más pitos, un mes.

Si os preguntáis qué narices pinto yo ahí para que ande hablando de jugar con fuego, aquí os dejo una evidencia de mi hacer:



Esa es una de tantas fotos que le mandábamos a mi hermana mayor poniéndole los dientes largos. Su respuesta fue clara: reclutar a mi hermana pequeña (la artífice de la mayor parte de las delicias que salen de la cocina) tanto tiempo como pueda y alentarla a usar la Thermomix que posee. Es algo así como secuestrar a los científicos del lado contrario y ofrecerles tecnología novedosa para sus proyectos en tiempos de guerra.

Menos mal que mi madre puede suplir esta carencia estratégica formidablemente:



Así que, no os preocupéis de mi alimentación, podré sobrevivir un mes. Eso sí, no voy a tener con quién meterme cuando llegue a casa.

Corre corre

Se lanza con un grito al estilo banzai que no es más que un mero reflejo del «No sé cómo se para esto de correr» y Champi realiza el recorrido desde el sofá hasta el televisor ante la mirada preocupada de su madre que no hace más que pensar «Qué hostia se va a dar».

Pasó de caminar ayudándose de las paredes a despreciar las manos que le intentaban ayudar a caminar, pues él solito ya se valía para patearse la casa. Y así es, ahora va a su rollo y, cuando su madre se pone a hablar despreocupadamente por teléfono con la abuela, él camina hasta su espalda, le coge de la pinza del pelo y tira de ella.

Dando pasos

Durante el puente del 4 al 8 de diciembre mi hermana pequeña y yo nos fuimos a instruir a Champi. Y no nos fue mal, al menos conseguimos que agitase el culo bailase con cualquier cosa que pareciese música en un tiempo récord.

Por su parte nos instruyó en el arte de seguirlo cogiéndole de una manita mientras se recorría la casa, lo que nos dejó con la espalda hecha polvo pero a él le sirvió como ejercicio definitivo para andar por su cuenta, algo que hizo el día después de habernos ido… Su recorrido es relativamente básico: de la mesita de salón a la alfombra de los juguetes y de allí a la cocina a ver la lavadora y la basura. Al pasillo no suele acudir porque está más oscuro y parece que eso no le gusta, pero a veces se aventura si escucha a su madre por allí. Y si quieres que cambie su rumbo y vuelva al salón sólo le tienes que preguntar por su vaquita a la que irá a buscar en seguida, aunque después no le haga ni caso.

Están a punto de salirse los dientes por lo que se pasa el día con algún elemento en la boca, ya sea su mano o el primer juguete que pille, lo que provoca un gran rastro de babas por allá por donde pase. Especialmente con un pequeño juguete que tiene que, cuando lo aprietas, expulsa el aire con un silbido, pero en este caso lo que expulsa son babas burbujeantes. El pobre lo pasa mal por las noches porque lo único que le calma un poco son los chupetes que tiene, unos cuatro que se va intercambiando a lo largo de la noche él solito.

Con respecto a la lavadora es amor a primera vista, se queda embobado durante minutos viendo como la ropa da vueltas dentro. Además de que está a su altura y puede apoyar las manos en la puerta para ayudarse a mantenerse en pie.

Pero el asunto es que no se pierde detalle de absolutamente nada, cualquier cosa que empieza a emitir un sonido, a describir un movimiento o incluso si descubre una imperfección en el suelo, gira la cabeza y posa la mirada en ello. Así que el pobre debe haber desarrollado un cuello formidable porque no deja de ejercitarlo. Es más, cuando estuvimos en el Parque Juan Carlos I y lo dejamos de pie en el suelo, el tío no podía dar más de un paso, literalmente, porque se agachaba para coger las hojas del suelo o para ver qué eran esas líneas en el suelo.

Dentro de todo ese mundo que está descubriendo se encuentra la alta tecnología como las bombillas que ha aprendido a encender, los ventiladores de techo cuyo movimiento imita con la mano y los teléfonos móviles que todavía no entiende del todo, le confunde el hecho de que de un aparato tan pequeño emerjan voces de personas.

El momento de la comida es una aventura, pues no tolera mucho los trocitos pseudo-sólidos, prefiere el puré de fruta bien triturado y necesita tener algo en la mano con lo que aporrear la mesa. A veces se calma si en la televisión hay algo de música (le gustó mucho un concierto de música clásica, supongo que por el ritmo y el continuo cambio de plano), pero a veces se niega a colaborar y su madre se mosquea con él y entonces él se mosquea con ella y le contesta. Su forma de protestar es emitir un pequeño grito con un gesto completo de indignación y réplica, desde la posición de las cejas hasta el de los morros. Me encanta.

Resumiendo, se puede decir que su estado óptimo es recién levantado que es cuando adopta una actitud en el que todo le da vergüenza y se tapa la cara, o cuando lo coges en brazos y lo mueves al ritmo de la música, periodo en el cual se irá apoyando en ti poco a poco y si tu ritmo decae el se agitará de arriba a abajo para que sigas.

Y por último no puede quedarse fuera las dos palabras mágicas que lo llenan de ilusión: baño y tetita. Con la primera se lo pasa pipa porque se deshace de los pañales y con la segunda se abalanza contra su madre nada más escuchar la palabra.

De lo que no hay duda es de que su madre debe tener una paciencia inmensa con él.

Champi a por los 8 meses

Ya han pasado 8 meses desde que el retoño anunció al mundo que salía para quedarse, supongo que pensó que la crisis era más divertida verla in situ. Sus progresos son muchos así que intentaré ser breve:

  • Saluda como la realeza : el muchacho saca la mano para saludar y, en vez de agitarla hacia los lados de forma lateral, la hace girar sobre su muñeca para cansarse menos.
  • Depura la técnica del desplazamiento :  no sabe andar, ni gatear pero va dando culazos por el suelo con el objetivo inmediato de agarrar la primera planta que pille.
  • Intenta saltarse las barreras : su actual cuna se le queda pequeña porque ha aprendido a ponerse de rodillas, agarrarse del canto e intentar saltar por encima del mismo, por lo que no se le puede dejar solo, a no ser que esté echado, pues no sabe todavía incorporarse. Ante esta limitación, quizás aprenda a ir rodando…
  • Dos manos, tres patitos : cuando está en el momento del baño y sus tres patitos amarillos flotan por el agua intenta cogerlos todos. Empieza por coger uno, coge el otro y el tercero se le resiste y acaba soltando uno de los otros.
  • Manos fuertes : si le acercas la cabeza y te coge del pelo, olvídate de algún que otro mechón. Hay que detallar que en su abuelo materno es su objetivo principal.
  • Manos hábiles : le quitó las llaves del coche al abuelo materno si que este se percatase, menos mal que no pudo localizar el coche…
  • Babas por todas partes : no hay nada que no quiera llevarse a la boca y babearlo. Según pausem es la vitamina M que todo niño debería incorporar a sus sistema inmunológico.
  • Primeras papillas : aprendió la técnica de, con la boca llena, hacer ruiditos y esparcir la comida por todas partes. Es muy común que lo padres con niños en esas edades salgan a la calle sin percatarse de que llevan papilla en el pelo.
  • Habla solo : si lo dejas solo para que haga la siesta se queda mirando el techo y dice cosas. Aun no hemos podido descifrar lo que dice…
  • Coco : si hay algo que lo entretiene en la tele durante algunos minutos es Coco bailando por las mañanas.
  • Dormir : parece que empieza a coger el hábito de dormir de tirón por las noches para alivio de mi hermana.

A parte de todo esto, mi hermana mayor va a retomar el trabajo de nuevo y tendrá que dejar a Champi con una niñera. Yo no pude estar en el proceso de selección, pero ya le comenté que sería buena idea que tuviese en cuenta que la niñera de Austin Powers (una sueca de muy buen ver que mantuvieron hasta que cumplió los 20) parece que dio buenos resultados.

Melanocitosis dérmica congénita

O más ámpliamente conocida como mancha mongólica pues afecta hasta en un 90% a niños de raza negra, asiática y mestizos (nada tiene que ver con la enfermedad de síndrome de Down o mongolismo), consistente en una pequeña mancha de color azulado o gris pizarroso que se encuentra presente en un 15% de los niños de etnia blanca, situada en la parte inferior de la columna, zona baja de la espalda y nalgas.

No tiene mayor relevancia que la de una mancha que desaparece al cabo de los años, y a Champi le ha salido una, a modo de medalla al lloro persistente sin aparente motivo, que para medalla, la que deberían darle a su madre por la paciencia que tiene que tener con él.

Menos mal que, a sus casi casi tres meses de tiempo, ya empieza a interactuar con el mundo que le rodea o, al menos, ser un poco más consciente del mismo. La televisión ya le llama la atención y comienza a coger cosas para llevárselas a la boca. Supongo que, hasta que le salgan los primeros dientes, habrá un lapso de tiempo de mayor tranquilidad en la que la criatura se entretendrá más fácilmente y no llorará tanto. De todas formas, menos mal que todavía no se desplaza por propia voluntad.

Spoiler Alert





El progreso de Champi

Sin lugar a dudas, se trata de una criatura con un alto grado de virilidad acreditada por sus ronquidos, sus eructos, sus pelos en las piernas y su carácter rabioso. Si sigue por este camino, seguramente sus padres no necesitarán el walkie-bebé, los ronquidos contendrán los suficientes decibelios para ser escuchados en cualquier parte de la casa.

Crece bastante bien, 51cm de envergadura y 5 ligeros kilos, manteniéndose así en los límites superiores de su edad. Parece que empieza a distinguir mejor las cosas y las personas, siendo el champiñón que le regalamos lo que más le distrae. También ha comenzado a coordinar mejor con las manos y se agarra al pelo largo y a los escotes (ha salido espabilado…).

Lo divertido es que se puso de muy mal carácter un par de noches según contaban sus padres, tanto como para que se acojonasen de la mala leche con la que lloraba. Vamos que, si pudiese haber hablado, hubiese soltado tacos mientras los miraba fijamente.

Viaje hecho

Este finde pasado fui a ver a Champi, como ya os comenté. El viaje, en tren finalmente, fue largo y cansino, con una cutre película que vimos empezar como 4 ó 5 veces (creíamos que nunca iba a terminar de empezar). Para colmo yo me llevé una película en el teléfono móvil que resultó ser una cutrez también, así que no hubo suerte de ver algo en condiciones. La próxima vez me llevaré el portátil, que debajo del asiento me percaté de la existencia de una toma eléctrica. Podría haberme dedicado a dormir, pero parece ser que, cuando es de noche, no consigo conciliar el sueño en transportes públicos.

Sin embargo, la vuelta fue ligeramente diferente. Aunque pusieron la misma película, al menos era de día y pude ver las cosas pasar, dormir un rato, escuchar música del iPod, decirle a mi hermana pequeña cada dos por tres a qué velocidad iba el tren y disfrutar de los golpes y berridos de los niños que estaban sentados justo detrás de mi.

De Champi puedo decir que se comportó como todo un campeón. Nos dejó dormir sin problemas la noche del viernes-sábado, dejó a su madre desayunar y comer tranquilamente y jugó con sus tíos al juego de «ignora a este par de tontos y haz como que miras algo detrás de ellos».

Claro que eso duró hasta el cambio de pañal de la tarde, a partir de ese momento le dio por llorar (parecía la sirena del ECTO-1 de los Cazafantasmas) y soltar alguna que otra embestida con la cabeza. En brazos se calmaba un poco, pero tampoco mucho. Así que lo escuchamos a lo largo de la noche del sábado-domingo.

Al menos su madre estaba contenta de que Champi no la dejase por mentirosa, pues ella afirmaba que su personalidad cotidiana era la de no dejarla descansar. A mi no me extraña porque le hice exactamente lo mismo a mi madre jiji.



Viajes

El hecho de ir a ver a Champi y desplazarse unos cuantos cientos de kilómetros es inevitable. Mi hermana pequeña me acompañará en esa tremenda aventura que en un principio, podría transcurrir a bordo de un avión o un tren. La compra de los billetes es algo que han dejado en mis manos, pero mi hermana pequeña me recomendó que fuese mirando brazos de repuesto si íbamos a ir en avión.

Parece ser que a mi hermana eso de los aviones no le va mucho, no le debe gustar la idea de verse a tropecientos kilómetros del suelo y escuchando el incesante sonido de los motores por si alguno se para. Para mi, sin embargo, es lo más próximo que voy a estar de probar el equivalente a la aceleración de un Bugatti Veyron, así que me resulta algo atractiva la experiencia.

Y ahora, con el regreso de Lost, aun lo tengo todavía más difícil para elegir el avión. Quizás, si hubiesen inventado brazos biónicos con bluetooth no me sería tan difícil dejar a mi hermana que retorciese el mío en el despegue y aterrizaje.



Nacimiento

A pesar de mis sugerencias y advertencias, Champi decidió, definitivamente, hacerse paso hasta este mundo ayer de madrugada. Ya sabéis, se empiezan con unas contracciones y, al cabo de unas horas, aparece un niño pidiendo teta.

Todavía no lo he visto, pero mi madre dice que tiene una mata de pelo negro en la cabeza a modo de rockero, pesa 3.460Kg, no está arrugado y tiene las orejas pegadas a la cabeza (nada de orejas de soplillo).

PD: mi hermana mayor se encuentra estupendamente, dentro de las circunstancias.
PD 2: a mi hermana pequeña ya le ha gruñido por teléfono.

Champi marca su territorio

Siempre quise tener un gato, un animal silencioso, curioso y al que le enseñaría a atacar con las garras, pero mi madre siempre dijo que ya tenía suficientes animales en casa como para tener otro (aunque este fuese más limpio y menos toca-narices). Han pasado los años y mi hermana mayor parece que quiere traer a la familia un sustituto a ese gato que nunca tuve. En efecto, se trata de Champi.

Ya os conté que el pequeño engendro me estaba haciendo la vida un poco más difícil de lo habitual, aun habiendo cientos de kilómetros entre nosotros, y que empezaba a sumar papeletas para la tómbola de las tortas (acontecimiento que se celebra cada cierto tiempo indeterminado). Pero este fin de semana, mi hermana mayor lo trajo de visita (por ahora no se puede desprender de él, muy a su pesar, porque está dentro de ella) y mi opinión cambió tras un pequeño acontecimiento.

Os podéis hacer un idea de que el juego del fin de semana era poner la mano sobre el abultado vientre de mi hermana mayor y sentir cómo el pequeñajo sacaba un pie o arrastraba su trasero tras una sesión de comer turrón de chocolate.

El momento que lo cambió todo fue cuando mi hermana pequeña puso su oído en la barriga para ver si podía escuchar las maldades que, con total probabilidad, estaría soltando. Pero Champiñón, lo único que soltó fue una patada directa a la cara, que ni el mismísimo Chuck Norris. No sabemos todavía si fue un acto reflejo para evitar ser devorado por mi hermana pequeña, pero a partir de ahí empezó a caerme bien y a pensar que ya tenía un aliado maligno en la familia y encima, no tendría que enseñarle a atacar porque lo traía de serie.

Pero esta mañana me la a vuelto a jugar, me ha vuelto a tirar el vaso de leche haciendo uso de la telequinesis intrauterina y esta vez me ha manchado el pantalón, con la consiguiente pérdida de tiempo y poder nutricional para pasar el día. Parece ser que antes de salir al mundo exterior está marcando su territorio.

Así que me quedan 9 semanas, antes de que salga y sea demasiado tarde, para planificar un contraataque que le deje claro que él es el nuevo y que, por muy maligno que sea, debe respetar el orden generacional. Se aceptan sugerencias.

PD: sigo prefiriendo el gato.

Champinowned

El Champiñón no ha nacido todavía y ya me está incordiando. Hoy, aunque es prácticamente imposible porque todavía no ha nacido y se encuentra a 400km de distancia, me ha tirado el vaso de leche del desayuno cuando a penas llevaba la mitad. Sé que ha sido él, por mucho que se oculte dentro de mi hermana mayor.

Para colmo de males, parece ser que para mediados de enero, el engendrillo necesitará de los cuidados de su abuela (mi madre), por lo que ésta se desplazará 400km para cuidarlo, dejándome a mi solo ante el peligro. Y cuando digo peligro, me refiero a llevar la casa en la que conviven tres personas y media. No me importaría tanto si no me tocase cocinar, porque es lo que peor llevo debido a lo poco que me gusta. Quién sabe si, irónicamente, descubro mi nueva faceta de cocinero y dejo la informática.

A todo esto, mi madre se dedica a hacerle ropita a Champiñón sin parar. Cuando me estaba enseñando lo último que le había tejido tuvimos un pequeño diálogo a modo de reflexión:

  • Yo:¿no crees que igual esa ropita no está muy a la moda? aunque claro, no creo Champi disponga de una opinión formada al respecto para negarse a ponérsela.
  • Madre: esta ropita se la pone para darle el gusto a su abuela y punto.
  • Yo: ¿has pensado que igual es alérgico a la lana?
  • Madre: o_O , no, no va a ser alérgico a la lana.

A ver quién le discute, sobretodo después de decirme que ya no era su favorito. Creo que me ha quitado de los marcadores de Firefox, bloqueado en el Messenger, eliminado de Facebook y agregado a la lista negra del firewall.

Criaturilla nueva

Mi hermana mayor está embarazada de 5 meses, con una barriga que crece por semanas amenazando con convertirse en un 8º pasajero

Hasta hace unas semanas no conocíamos de qué genero iba a salir el pequeño engendro, pues siempre mostraba el culo en las ecografías (quizás sea tímido o vela fielmente por su privacidad), pero ya conocemos el dato: niño, muchacho, chaval, crío, chico, machote, hombrecillo.

El sector femenino creía firmemente que saldría niña, muchacha, chavalina, chiquilla, cría, nena, chica, muchachota, mujercilla. Así que, bajo esa influencia, los nombres para ese género brotaban sin cesar llenando una lista, una lista que se ha olvidado porque ya no sirven (al menos hasta el siguiente que venga xD).

Ahora son los nombres de género masculino los que intentan llenar la lista, pero son tan pocos los que gustan, que a lo mejor se queda sin nombre el pobrecillo. Y es que, al parecer, los nombres de chica gustan más o existe más variedad.

Mi propuesta es que lo llamemos Champiñón, un nombre que denota fuerza y que resulta ser muy carismático. Además tiene abreviaturas que facilitan su uso:

  • ¡Ño! : para cuando le gritas, es rápido y se asocia con el «no». Muy útil para cuando son pequeños.
  • Piñón : para cuando le quieres hablar con seriedad. Fijaos cómo sonaría lo de «Señor Piñón», sereno y lleno de endereza.
  • Cham : abreviatura por excelencia para ser usada por los amigos desde la infancia, con muy fácil pronunciación.
  • Champi : uso cariñoso con el tono adecuado que podrá utilizar su novia.

Sin embargo, me han tomado a broma y no lo tienen en consideración 🙁 . No obstante, por ahora no me obligan a llamarle de forma diferente xD .

Así que para el futuro de nuestro pequeño Champiñón, mi hermana pequeña y yo hemos acordado, ya que es el primero, malcríar al niño todo lo que podamos, para que nuestra hermana mayor pueda emplearse a fondo en su educación y pueda estar orgullosa muahahahaha.

lamparachampinon