Las palomas

De todos es bien sabido que las palomas tienen una gran capacidad para hacer lo que les viene en gana sin que les repercuta en lo más mínimo en su tranquila vida. Ya lo pudimos comprobar en las calles de Alicante, cuando cruzaban por el asfalto en fila india obligando a los conductores a realizar peligrosas maniobras de evasión. Bien podríamos haber pasado por encima con el coche, pero también es conocida la característica agresiva y vengadora de estos seres tan peligrosos.

Ya lo documentó Alfred Hitchcock en su película de Los pájaros, donde todas las aves de todo el mundo mundial se ponían a las órdenes de las palomas en un ataque hacía los humanos porque alguien insinúo que las aves, en general, eran tontas e indefensas (no quisiera saber qué habría ocurrido si ese alguien hubiese concretado con el término palomas en vez de aves).

Sin embargo, un reciente estudio ha demostrado que las palomas pierden el juicio y se vuelven altamente agresivas en determinadas condiciones físicas. Y cuando se dice «altamente agresivas» es por el hecho de que no emplean su retorcido cerebro para elaborar un plan maligno con el que, por ejemplo, dejar caer un árbol encima de tu coche o dejarte caer toneladas de mierda de paloma cuando mires al cielo mientras tomas una bocanada de aire.

Este estudio puso en alerta a las autoridades pertinentes para que pusieran avisos en aquellos lugares donde tienen lugar concentraciones de palomas. Y aunque así lo hicieron, no todos lo tomaron en serio para su desgracia:


Spoiler Alert


Paloma cabreada