febrero 2011

Violencia doméstica

Mi hermana mayor siempre se ha aprovechado de mi ineficaz visión periférica para endosarme las tortas, y es que no las veía venir. La muy simpática se reía mientras me daba la torta de broma.

Pues los años pasan y ella ahora tiene un hijo, un tal Champi que no se puede estar quieto. Según me cuenta mi hermana pequeña, de vez en cuando le hace cogerlo en brazos y, desde esa altura, mira para una lado y para otro y, si no ve nada que le entretenga, le suelta un guantazo en la cara a mi hermana. Parece ser que ni si quiera haciéndote el dormido te libras, porque también te suelta sopapos en la cara para despertarte mientras le entra la risa nerviosa.

Pero ahí no queda el asunto. Cuando tiene la posibilidad te escala, te muerde la barbilla y agita la cabeza de un lado para otro como si fuese una fiera que ha atrapado a su presa. Para que no se preocupe mi hermana pequeña, le he dicho que no se lo tenga en cuenta, que mientras no le muerda con sus prominentes encías la yugular está a salvo.

Por otra parte, voy a tener que hacer un estudio sobre la posibilidad de que la violencia se transmita por herencia genética, porque las similitudes entre mi hermana mayor y el trasto peque son enormes en ese sentido.

Ordenadores

Haz un p*to curso de informática y deja de quejarte, que parece mentira que no sepas usar tu principal herramienta de trabajo, que ya tengo yo bastante con hacer andar la porquería de hardware disponible como para aguantar tus comentarios sarcásticos.

Que parece que los informáticos tengamos la culpa de todo cuando la incompetencia se centra entre la silla del operador y el teclado. Hay que reciclarse de vez en cuando, incluso aplicar el sentido común o simplemente leer los jodidos mensajes que aparecen en pantalla, que leer deberíamos saber todos.

El lavavajillas sin papeles

Nuestro maravilloso y trabajador lavavajillas Siemens ha dejado de funcionar, tras 11 años ha decidido que ya era suficiente trabajo sucio el que hacía.

Contactamos con la mayor brevedad posible con el servicio técnico de la marca y, tras una prolongada espera, el técnico apareció y dictaminó que era problema del motor y que habría que substituirlo.

Nosotros no vimos pega en acceder a la reparación, pues un lavavajillas nuevo no es barato, pero no encontramos ante la negación del técnico a repararlo. Nos informo que habían tres clases de motores diferentes para esa gama de modelos, que dependiendo del modelo concreto iba con uno o con otro, y que no estaban dispuestos a asumir la compra de los tres motores para después vendernos sólo uno.

¿Y por qué no comprar el motor específico para ese modelo concreto? Pues porque el técnico no fue capaz de averiguar dónde estaba situada la chapa identificativa del lavavajillas donde se indica claramente el modelo del mismo. Menos mal que el técnico trabaja para Siemens y debe tener acceso a toda la información relativa a sus productos…

Así que toca quejarse directamente a Siemens.