agosto 2009

Miedo a caer hacia el cielo

Los miedos irracionales suelen ser realmente molestos, muchos de ellos los podemos encontrar con raíces en la infancia o educación. Da lo mismo la fuerza o seguridad que pueda tener una persona sobre sí misma, el miedo lo puede devorar igualmente en unos segundos, extendiendo la inquietud desde su estómago y la ansiedad desde su mente en un cerco capaz de aprisionarlo.

Me quedo con dos textos que encontré en Internet. El primero es un fragmento de «La insoportable levedad del ser» de Milan Kundera:

¿Qué es el vértigo? ¿El miedo a la caída? ¿Pero por qué nos da también vértigo en un mirador provisto de una valla asegurada? El vértigo es algo diferente del miedo a la caída. El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.

El segundo es un fragmento de un relato sacado de aquí, escrito por Bridget Griffen-Foley y que me he permitido traducir:

[…]
Sentí el césped con mis manos. No sé qué hubiese hecho si hubiera llegado a la conclusión de que era demasiado húmedo. Sin embargo, el césped no representaba ningún peligro para mi ropa. Me acosté sobre mi espalda.

«Extiende los brazos,» dijo Donat. «Mantenlos en el césped».

Hice lo que me ordenó.

«Cuando era un niño,» dijo Donat, «Tenía miedo de caer hacia el cielo. ¿Y tú? ¿Alguna vez tuviste miedo de caer hacia el cielo?»

No respondí. La idea era absurda. Nadie cae hacia el cielo, y seguramente ni siquiera cuando fui un niño carecí del sentido común suficiente como para atemorizarme por algo así.

«Mira hacia arriba,» dijo Donat.

Echado sobre mi espalda, no había realmente un lugar para mirar excepto arriba. Pequeñas nubes gruesas deambulaban por el cielo primaveral.

«¿Qué es la gravedad, la fuerza que te mantiene en tierra? Un misterio ¿no? ¿Puedes confiar en ella, esa misteriosa fuerza?

«Confío en ella, Donat.»

«Cierra los ojos, Monsieur. Cierra los ojos.»

Los cerré.

«Considera cómo debería ser caer hacia el cielo. Todo ese espacio azul. La distancia entre las nubes. Un hombre cayendo hacia el cielo ¡podría caer para siempre!»

Me sentí ridículo. Empecé a preguntarme quién podría estar viéndonos.

«Cuando era un niño,» dijo Donat Bobet, «Yacía sobre el césped y me imaginaba a mi mismo cayendo hacia arriba, arriba, arriba hacia el azul. Hacia el profundo azul del cielo. Hacia el azul.

«Donat…» Dije.

«Silencio,» dijo el poeta. No dijo nada en el espacio de unos cuantos latidos de corazón. «Prepárate,» susurró. «¡Abre los ojos!»

Cuando abrí los ojos, vi encima de mi el cielo azul, las pequeñas nubes. Vi a Donat Bobet, de rodillas, observándome.

«El cielo,» dijo Donat. «¡Caer hacia el cielo!»

Examiné la aireada y espaciosa profundidad. Consideré las nubes. Consideré, no muy seriamente, la idea absurda de caer hacia arriba.

De repente, mi estómago dio un vuelco, como lo hace cuando un ascensor desciende. Sentí como la tierra perdía su atracción. Agarré la hierba con mis puños. Apreté mi mandíbula.

Estaba mareado. Desgarré la hierba, libre ahora en mis puños. La cabeza me daba vueltas.

Me volví hacia un lado para recobrar mi equilibrio. No mejoró. Mi estómago seguía retorcido.

Me incorporé.

El mundo se enderezó por si mismo.

Donat Bobet estaba riéndose. Me empujó a mis pies y me abrazó. Se agitaba riendo. «¡Tu cara!» dijo. «Oh ¡el miedo en tus ojos! ¡El miedo!».
[…]

Ford Focus

Si eres poseedor de un Ford Focus, deberías ser conocedor de la imposibilidad que tiene el mismo de arrancar con la batería agónica siendo empujado, aun lo arrastre un camión, según la experiencia de un mecánico. Así que ten compasión y no hagas que tus amigos empujen el coche (en ligera cuesta ascendente) porque no arrancará.

Las muelas del juicio final – Postoperatorio

Tras la operación, le hice una visita a mi querido cirujano maxilofacial porque no podía abrir del todo la boca. Me contó que debía ser una sobrecarga muscular que se me iría quitando poco a poco y que, para la siguiente intervención (las muelas del juicio del lado izquierdo), era recomendable tomar valium el día anterior.

Echó de nuevo un vistazo a mis radiografías y me preguntó si realmente me molestaba la muela del lado izquierdo, pues debido a su posición horizontal iba a ser difícil la extracción, la intervención duraría mucho más tiempo, habría que hacer más fuerza que con la anterior y abrir un hueco lo suficientemente grande por donde sacarla (creo que dijo algo sobre la perforadora que usó Bruce Willis en Armageddon pero no estoy seguro, lo dijo tosiendo…).

Eso sí, después de decirle que sí que la quería fuera me dijo que tanto él como su compañero habían sacado innumerables muelas de ese tipo y que no me preocupase (juas juas), que igual podía resultar que saliese con facilidad.

Me veo con los mismos dientes que el abuelo de los Simpsons, así que voy a ir preparando un vaso con agua…

Cutre Campus Party 2009

La peor Campus Party a la que he ido ha sido la de este año. Básicamente se cumplieron las expectativas tras el cambio de la Feria de Valencia a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. A resumir:

  • El acceso: incomodísimo, había que aparcar en las inmediaciones, coger un carro del centro comercial de enfrente y con él recorrer unas cuantas decenas de metros con el equipo y las cosas dentro. El año pasado podías aparcar en la puerta de acceso más cercana a tu sitio y descargar las cosas a mano.
  • La carpa: bastante agradable a la vista pero pequeña, llena de cables por el suelo, con un ruido incesante proveniente de los generadores de luz y aire acondicionado que acababa por ponerte de mal humor. En algunos sitios se pasaba frío y en otros sudabas.
  • Zona de acampada: constaba de un aparcamiento de dos plantas con aperturas para el aire que daban a la zona de catering (ruidosa tres veces al día) y a la calle (ruidosa a casi todas horas entre coches y borrachos que nos gritaban cosas y que corrían delante de los securatas). Allí dentro se pasaba un calor horrible y tenía zonas donde no se podía estar debido al olor que entraba de los generadores de luz.
  • Aseos y duchas: las duchas fueron las de siempre, con agua fría por las mañana para tenernos despejados y los aseos fueron el gran inconveniente. Entre los inusables retretes portátiles que apestaban (estaban bajo el sol ardiente de Valencia) y los escasos que habían dentro de la zona de acampada (6 retretes para 5000 personas), muchos acaban en el centro comercial de enfrente, que los mantenían muchísimo más limpios.
  • Instalaciones: seguimos con red a 100Mb/seg, como en la edad de piedra, cuando la gran inmensa mayoría de equipos ya poseen tarjetas de red Gigabit y que en otras campus ya las usan desde hace años.
  • Zona de ocio: de risa y abierta a todo el mundo. Un rincón pequeño con cuatro cosas que son de todo menos innovadoras.
  • Las conferencias: de risa, nada que valiese la pena salvo quizás la de EyeOS. Aun recuerdo cuando traían personalidades…
  • Catering: por suerte este año no cogí la opción, pues según algunas personas ha sido la peor comida que han probado de todas las campus, que ya es decir…
  • Seguridad: dependiendo de la persona que estuviese al cargo podía variar el nivel de paranoia, o te miraban hasta los bolsos cruzados pequeños o ni te prestaban atención. Después estaban las estúpidas normas de «Por aquí no se puede entrar, sólo salir, para entrar tienes que dar toda la vuelta». Lo curioso fue ver gente sin acreditación el penúltimo día…
  • Así que, además de ver que la CAC es muy bonita de noche, descargar películas en HD a saco y quedar asombrado por la cantidad de mujeres que acudieron este año, la edición 2009 ha sido un truñete que nos ha hecho replantearnos el acudir el año que viene. Quizás vayamos a la Euskal que afirman ser mucho mejor.