recuerdos

Equilibrio

Si tienes la inquietud necesaria y una mentalidad crítica, llega un día en el que cuestionas tus acciones y hasta a ti mismo en busca de equilibrio. Puedes ahondar en lo más profundo de tus sentimientos y hechos, sobretodo aquellos que no te parecen propios de ti, en busca de razones y con la nada trivial pregunta en mente de ¿por qué?.

Puede parecer pensar en exceso, que la vida hay que tomársela más a la ligera y no preocuparse de cada matiz que ésta pueda tomar, sin embargo la curiosidad te puede empujar a querer averiguar el punto de partida de cada uno de los rasgos que definen tu persona, después de todo vas a tener que tratar con ella toda tu vida.

Rebuscas en tus recuerdos y atas cabos con tu presente, porque aquello que te dijeron o aquello que te pasó, dependiendo de cómo lo asimilaste, ha acabado, muy probablemente, afectando tus acciones de hoy en día. Aunque pueda parecer una sandez, llevas toda una vida forjando tu personalidad a base de recibir estímulos externos, pero más que sólo recibirlos, el hecho de cómo los has digerido puede que sea lo más importante.

Esa forma peculiar que cada persona tiene de nutrirse de sus experiencias quizás sea la parte más significativa para encontrar equilibrio. De esa forma puedes llegar a ser consciente del significado de tus límites, de tus miedos e inseguridades, porque aunque puedas identificarlos, poco puedes hacer si no sabes de dónde provienen y cómo manejarlos.

Puedes leer libros de psicología de gente que lleva estudiando el comportamiento humano desde un punto de vista más científico que intuitivo desde decenas de años, verte reflejado en muchos párrafos en los que se explica el dichoso ¿por qué? y entonces darte cuenta de que existen sentimientos o pensamientos que, como si te hubiesen dado un linterna, encuentras refugiados en los recovecos de tu personalidad, causantes de muchos e incordiantes problemas que parecían ir por su propia cuenta.

Al menos en mi caso, el saber cómo funcionan las cosas, me deja mucho más tranquilo, sacia mi curiosidad y posiblemente me capacite para mejorar y ver la vida con un poco más de perspectiva.

Nocturnidad

Una noche que transcurre con tranquilidad, pero que te mantiene despierto, sumergido en un sin fin de recuerdos, enfrascado en un pasado que da vueltas sobre sí mismo para acabar como tu presente. Cambios lógicos, sorprendentes, irónicos o sin sentido te llegan a la mente, muchos de ellos ni siquiera han formado parte de tu vida a pesar de haber estado presente; probablemente por ello no te arropan lo suficiente para poder cerrar los párpados y descansar.

Giras la cabeza sobre la almohada intentando encontrar una postura más cómoda y ahí sigue esa sensación de esperar algo, de estar aguardando un cambio que nunca llega, que te mantiene en alerta pero no sucede nada. Puede que no sepas qué es lo que esperas o que no esté en tu mano el poder hacerlo, por ello no puedes buscarlo, sólo puedes dejar pasar el tiempo.

Tu pequeño plan para salir de ese estancamiento parece no dar frutos y la desilusión se empieza a convertir, poco a poco, en un sentimiento de derrota con ligeras pinceladas de conformismo que hace crecer ese ferviente deseo de que el tiempo pase, de que los acontecimientos lleguen y que no te veas excluido de ellos, que nadie te arrebate lo que vienes anhelando desde hace tiempo.

De un momento a otro quedas sumergido en las tinieblas de los sueños febriles, divagando entre extrañas situaciones recurrentes que no hacen más que agotar tu mente para, horas más tarde, despertar cansado, asqueado por no haber sido capaz de conciliar un sueño normal y a tener que enfrentarte de nuevo a un día, muy probablemente, tan vacío como el anterior.

— Llénalo – te dices a ti mismo mientras sonríes en la penumbra de la mañana.