paranoia

El misterioso blog

Llegaba apresurado a casa, con la camiseta empapada en sudor y con la respiración acelerada después de haber estado caminando con rapidez por las viejas y oscurecidas calles del centro, intentando eludir a cualquier persona que pudiera estar siguiendo mis pasos.

Cerré bien la puerta tras de mi y, sin encender las luces, miré a través de la ventana apartando ligeramente las cortinas. Nadie parecía estar observando, pero preferí no dar señales de vida y permanecer a oscuras.

Me senté en la cama, encendí mi portátil, abrí el navegador web y fui directo al inicio de toda aquella locura. Hacía unos días, por accidente, encontré en el historial de páginas recientemente visitadas de mi propio ordenador la dirección a un blog, un blog normal y corriente de alguien que contaba sus propias vivencias de ser mortal.

Dada la intensa familiaridad que encontré en aquellos primeros párrafos que pude leer, me sumergí completamente y fui leyendo desde su historia más antigua. A cada nueva línea que ojeaba más perplejo me quedaba. De alguna forma, un tipo que desconocía completamente escribía mi propia vida desde hacía un año y medio en un blog, a la vista de todos y con todo lujo de detalles.

La supuesta imposibilidad de que alguien fuese capaz de relatar ciertos sucesos, incluida la interpretación de algunos pensamientos y sentimientos que nunca salieron de mis labios, me agudizaba de manera inimaginable la sensación de estar siendo espiado por alguien, creando una acusada paranoia que apenas me dejaba dormir o simplemente caminar por la calle tranquilamente.

Nuestro protagonista quedó dormido tras su lucha contra su violentada privacidad y sus pesados párpados, y despertó unas horas más tarde, cuando aun la noche reinaba en paz en la ciudad y los rayos del sol aun tenían tiempo de sobra para llegar.

Un mal despertar por el zumbido del ventilador del portátil que aun seguía en marcha me malhumoró, lo suficiente para quitarme las ganas de seguir durmiendo; así que decidí que podría escribir algo en mi blog, que permanecía abierto en el explorador web. Me autentifiqué como administrador y me puse a escribir un nuevo post sobre mi vida, sobre aquel mismo día que aconteció, de alguna manera, caótico y desmedido, huyendo de mi mismo.