noviembre 2006

Guerra de autobuses II

Si ya comenté la entrada en el mercado del transporte universitario de un viejo competidor, ahora voy a comentar los efectos.

Tras el precio tan bajo del abono de transporte de la compañía S, la empresa M hizo su contraataque regalando el viaje de vuelta (una reducción de un 50% para el viajero) sacrificando algunos horarios de salidas. Esta oferta se mantendrá hasta el 1 de Diciembre cuando empiecen a comercializar nuevos bonos con nuevos precios. Este hecho a provocado que los inocentes viajeros no sepan dónde subir, si a M porque ahora son más económicos o a S porque los de M han sido unos capull*s mientras han estado ellos solos. Al final, tanto los autobuses de M como los de S van medio vacios.

Pero bueno, lo divertido es ver a un autobús de cada compañía adelantántose en plena ciudad y apurando las revoluciones para cambiar de marcha. Los S son más rápidos en autovía pero los M son más avispados y van bloqueando el camino a los S.

A todo esto decir que desde que entró S al negocio, en M nos han cambiado los autobuses viejos para poner autobuses nuevos….pero de línea urbana!, es decir, 45 minutos de viaje por autovía en unos put*s asientos donde no puedes apoyar la cabeza (para dormitar, sí) y que, en caso de tener algún leve accidente, acabaremos desnucados.

Las almohadillas mágicas

Cuando recibí mi preciado Ipod, con él viajaban dos juegos de almohadillas para los auriculares. Me dije que eso estaba estupendo, que usaría un par y tras años de uso las cambiaría por el siguiente par. Que iluso.

Mis amigos me dijeron que ellos no usaban las almohadillas porque simplemente se les caía por ahí o se les quedaba en la oreja al sacarse el auricular. Me dije que eso sería porque eran torpes y descuidados.

Pero tras unas semanas de uso he podido descubrir que si no llevas cuidado con las almohadillas, simplemente desaparecen. Si no llevas el auricular puesto, las amohadillas se caen al suelo por el roce con la ropa. Si los llevas puestos, la amohadilla se te puede quedar fácilmente dentro de la oreja y no darte cuenta! (la gente te mira raro y tu te preguntas dónde narices se ha caido la maldita esponjita). Si guardas los auriculares en el bolsillo, al sacarlos ya no llevan almohadilla.

¿Pero por qué son mágicas? Pues porque siempre encuentro las dichosas almohadillas. Da igual dónde hayan caido, siempre las encuentro para llevarlas de regreso a su sitio y no puedo deshacerme de ellas XD .

Tengo un amigo que afirma haber perdido una al cabo de 15 desapariciones…así que, o le pongo una gota de pegamento o espero a que se les acabe la magia.

Ipod Suffle 1GB

El miércoles, tras dos años de darle vueltas, me decidí a comprar un reproductor de mp3 que sirviese también para almacenar datos como si fuese un pendrive.

Lo requisitos eran dos: bateria de iones de litio y un precio asequible. El ganador fue el Ipod Suffle de Apple, donde sus contrincantes sólo aportaban un mayor tamaño, una pantalla LCD y una marca dudosa :S .

Lo encargué a través de la tienda online el miércoles (que era fiesta) y a las 19h del mismo día me llegó un email indicándome que ya me lo habían enviado. Ese correo lo leí el jueves por la noche y me sorprendió mucho, porque esperaba que me tardase 10 días. Finalmente me llegó a primera hora del viernes (yo estaba trabajando 🙁 ) y mi hermana contuvo sus ganas de abrirlo 🙂 .



El paquete incluía el Ipod (por supuesto), auriculares de botón, la base cargador que lo conecta al PC, dos pares de esponjitas para los auriculares y unos papelines en varios idiomas que explican el morse especial de luz del Ipod.



Ubuntu 6.10 y Bluetooth

Supongamos que te acabas de instalar Ubuntu 6.10 y que tienes un teléfono con bluetooth. Pues lo primero que haces es pinchar tu adaptador bluetooth-usb a tu ordenador y observar que no sucede nada. Bien, piensas que te faltarán programas para comunicarte por bluetooth y te instalas unos cuantos del menú «Añadir y quitar…». Con la aplicación «Compartición de archivos por Bluetooth» (acabarán poniéndole un mote para abreviar) consigues pasar datos del teléfono al ordenador, pero como tienes alma de fotógrafo y eres un poco vago, pasas olímpicamente de transferir una a una las 217 fotos que tienes.

Entonces recuerdas aquellos viejos tiempos con OpenSuse 10.1 y su flamante Konqueror y su protocolo «bluetooth:/» donde podías pasar los ficheros de golpe de aquí a allá…ais. Decides instalarte Konqueror y su familia de añadidos para bluetooth.

Cuando lo tienes todo listo entras como si fuera una carpeta a tu teléfono y cuando vas a acceder al «ObexTransfer» el móvil te pide la contraseña. Con cara de tonto pruebas unas cuantas contraseñas sin conseguir nada y entonces intentas recordar cómo lo solucionaste con OpenSuse…y recuerdas que fue con el maravilloso Yast y su configurador de dispositivos bluetooth…ais.

Con un alarde de inteligencia editas el fichero «/etc/bluetooth/hcid.conf» sin resultados. Buscas en webs y foros, observando la de gente en Debian y Ubuntu con el mismo problema. Por tu cabeza pasan cosas como volverte a poner OpenSuse, pero tu orgullo es más fuerte y no te das por vencido. Así que, finalmente, dos webs antes del final de Internet, encuentras la solución. Básicamente es ejecutar en un terminal el comando «bt-applet» antes de hacer nada en Konqueror y así el teléfono, cuando te pida la contraseña, responderá afirmativamente a la que tienes puesta en «/etc/bluetooth/hcid.conf» (por defecto 1234).

Semana desbordada

El transcurso de esta semana me ha saturado más de lo normal.

  • Lunes: todo el día en la uni con clases de teoría. Por la tarde fue un poco más suave debido a un problema que tenemos con una asignatura (sobretodo por parte de mis compañeros 😛 ).
  • Martes: me despierto semi-temprano, trasteo con la Fedora para intentar hacer funcionar el dichoso Postgres sin éxito y me voy a la uni. Tengo un par de clases de teoría y de allí me voy a una entrevista de trabajo…Una hora más tarde me vuelvo a mi casa a pie cuesta arriba (20 minutos). Son las 19h, así que adelanto trabajo y voy a PcBox a comprar las piezas para un ordenador que me habían pedido (20 + 20 minutos de ida y vuelta).
  • Miércoles: no tengo clases 🙂 , decido montar en el aire (sin caja) el ordenador que compré y me pongo ha hacer la instalación de un SO cuyo nombre no recuerdo o_O . Contra todo pronóstico, decido bajar la Ubuntu 6.10 y me la instalo en mi equipo…hasta que la OpenSuse 10.2 salga en diciembre claro 😉 . Contra todo pronóstico también realizo la compra de un Ipod Suffle con grabado láser personalizado….¿quién iba a decir que compraría algo de Apple?
    Con la dichosa Ubuntu me pasé parte de la noche para intentar hacer funcionar los drivers oficiales de Nvidia y no lo conseguí.
  • Jueves: me paso toda la mañana en la uni estudiando para un examen parcial que tenía por la tarde…nada del otro mundo pero había que estudiar. Después de un examen en que fue díficil obtener un sitio donde sentarse volví a Elche que, para mi sorpresa, estaba lleno hasta los topes de agua. Y no me sorprendió el hecho de que lloviese en un lugar más bien seco como Elche, sino el hecho de que llevaba el paraguas en la mochila, que como todo el mundo sabe, cuando llevo el paraguas no llueve.
  • Viernes: primer día laboral del que no puedo hablar porque firme un contrato de confidencialidad. Terminé a las 15:15 e intenté volver a mi casa luchando contra el agua del suelo y del cielo durante 20 minutos de cuesta arriba. Después de comer destapé mi nuevo Ipod Suffle (sí, sólo tardó 2 días y medio en llegar), le hice unas fotillos que ya colgaré por aquí y me puse a instalar de nuevo el SO, del que sigo sin recordar su nombre, del ordenador que compré. En mi ordenata conseguí hacer funcionar los drivers de Nvidia (los beta porque los otros no tiran) e inicialicé el Ipod con el amaroK.
  • Sábado: entregué el ordenador que compré y pasé, con las orejas pegadas al Ipod todo el rato, el día de mi cumpleaños…del que no contaré nada más.

Así que no he tenido tiempo de escuchar un par de postcasts que tengo pendientes, ni de dar más el follón por algunos de mis blogs preferidos.