portátil

Ser informático en la familia

Mi hermana mayor me llamó por teléfono justo cuando entraba por la puerta de mi casa después del trabajo, parecía que hubiese calculado los tiempos milimétricamente. En seguida supe que, si quería hablar directamente conmigo, era porque había un interés técnico en el fondo y no me equivoqué.

Me contó de un problema con el portátil y la wifi que no quería funcionar. Finalmente, lo pudimos arreglar aun con el llanto de Champi de ambiente. Y es que el pobre, no acepta que su madre le preste más atención al teléfono que a él, que según me han contado es un poco cotilla, capaz de dejar de mamar para girar la cabeza y ver quién ha entrado por la puerta en ese momento.

No me quiero imaginar a todos aquellos que tengan un problema con el ordenador y no tengan un amiguete o familiar apañado para esas cosas. Pero debe ser peor ser médico (hola JB xD ) y escuchar todos los males, algunos más desagradables que otros, de toda la familia…

Sobre Champi sólo decir que hace pucheros y se pone a llorar cuando me oye por teléfono, creo que intenta hacerme captar alguna indirecta. Aunque va avanzando y, según mi hermana, ahora pide las cosas (que yo creo que más bien las negocia) y se duerme él solito, aunque otra cosa es que sea capaz de dormir 2 horas seguidas sin molestar a mi hermana.

Me han robado el portátil

Ya sé que alguno de vosotros saltaréis con el tema del uso de Prey (que, por cierto, sería la primera aplicación que le pondría a mi móvil Android), pero el problema estriba en que sé perfectamente quién lo ha usurpado de mis manos, junto a todos sus accesorios: mi padre, que ha descubierto Youtube y Google.

Desde hace poco mi padre se habituó a coger el portátil en vez de poner la televisión de su cuarto en horas de siesta, pues el pobre CRT iba muriendo. Así que ahora, en vez de quedarse dormido con el mando del televisor agarrado, se queda dormido con la mano sobre el touchpad.

Ahora ve lo que quiere y cuando quiere, desde programas de televisión hasta vídeos de demostración de maquinaria de su oficio. Es una ventaja sobre el aburrimiento que supongo que tuvieron que vivir nuestros antepasados.

En fin, que del portátil me puedo olvidar; es más, lo último que hice con el portátil fue grabarle un cd de música a mi padre de los vídeos de Youtube que me indicó que quería, para poderlo escuchar en el coche.

Menos mal que mi Ipod Suffle no llama mucho la atención…

Viaje hecho

Este finde pasado fui a ver a Champi, como ya os comenté. El viaje, en tren finalmente, fue largo y cansino, con una cutre película que vimos empezar como 4 ó 5 veces (creíamos que nunca iba a terminar de empezar). Para colmo yo me llevé una película en el teléfono móvil que resultó ser una cutrez también, así que no hubo suerte de ver algo en condiciones. La próxima vez me llevaré el portátil, que debajo del asiento me percaté de la existencia de una toma eléctrica. Podría haberme dedicado a dormir, pero parece ser que, cuando es de noche, no consigo conciliar el sueño en transportes públicos.

Sin embargo, la vuelta fue ligeramente diferente. Aunque pusieron la misma película, al menos era de día y pude ver las cosas pasar, dormir un rato, escuchar música del iPod, decirle a mi hermana pequeña cada dos por tres a qué velocidad iba el tren y disfrutar de los golpes y berridos de los niños que estaban sentados justo detrás de mi.

De Champi puedo decir que se comportó como todo un campeón. Nos dejó dormir sin problemas la noche del viernes-sábado, dejó a su madre desayunar y comer tranquilamente y jugó con sus tíos al juego de «ignora a este par de tontos y haz como que miras algo detrás de ellos».

Claro que eso duró hasta el cambio de pañal de la tarde, a partir de ese momento le dio por llorar (parecía la sirena del ECTO-1 de los Cazafantasmas) y soltar alguna que otra embestida con la cabeza. En brazos se calmaba un poco, pero tampoco mucho. Así que lo escuchamos a lo largo de la noche del sábado-domingo.

Al menos su madre estaba contenta de que Champi no la dejase por mentirosa, pues ella afirmaba que su personalidad cotidiana era la de no dejarla descansar. A mi no me extraña porque le hice exactamente lo mismo a mi madre jiji.



El misterioso blog

Llegaba apresurado a casa, con la camiseta empapada en sudor y con la respiración acelerada después de haber estado caminando con rapidez por las viejas y oscurecidas calles del centro, intentando eludir a cualquier persona que pudiera estar siguiendo mis pasos.

Cerré bien la puerta tras de mi y, sin encender las luces, miré a través de la ventana apartando ligeramente las cortinas. Nadie parecía estar observando, pero preferí no dar señales de vida y permanecer a oscuras.

Me senté en la cama, encendí mi portátil, abrí el navegador web y fui directo al inicio de toda aquella locura. Hacía unos días, por accidente, encontré en el historial de páginas recientemente visitadas de mi propio ordenador la dirección a un blog, un blog normal y corriente de alguien que contaba sus propias vivencias de ser mortal.

Dada la intensa familiaridad que encontré en aquellos primeros párrafos que pude leer, me sumergí completamente y fui leyendo desde su historia más antigua. A cada nueva línea que ojeaba más perplejo me quedaba. De alguna forma, un tipo que desconocía completamente escribía mi propia vida desde hacía un año y medio en un blog, a la vista de todos y con todo lujo de detalles.

La supuesta imposibilidad de que alguien fuese capaz de relatar ciertos sucesos, incluida la interpretación de algunos pensamientos y sentimientos que nunca salieron de mis labios, me agudizaba de manera inimaginable la sensación de estar siendo espiado por alguien, creando una acusada paranoia que apenas me dejaba dormir o simplemente caminar por la calle tranquilamente.

Nuestro protagonista quedó dormido tras su lucha contra su violentada privacidad y sus pesados párpados, y despertó unas horas más tarde, cuando aun la noche reinaba en paz en la ciudad y los rayos del sol aun tenían tiempo de sobra para llegar.

Un mal despertar por el zumbido del ventilador del portátil que aun seguía en marcha me malhumoró, lo suficiente para quitarme las ganas de seguir durmiendo; así que decidí que podría escribir algo en mi blog, que permanecía abierto en el explorador web. Me autentifiqué como administrador y me puse a escribir un nuevo post sobre mi vida, sobre aquel mismo día que aconteció, de alguna manera, caótico y desmedido, huyendo de mi mismo.

Queridos fabricantes

El otro día me trajeron un portátil de marca Acer con una contraseña en la BIOS cuyo dueño desconocía (es lo que pasa cuando le dejas el portátil a los niños). Solucionarlo era fácil: se saca la batería, se desmonta lo que haga falta para encontrar la pila conectada a la placa y se quita durante algunos minutos; eso devuelve el portátil a la configuración por defecto, sin contraseña alguna en la BIOS.

Ha habido veces que la pila estaba escondida de forma tan rebuscada que se necesitaba desmontar el portátil entero y es un peligro, porque los tornillos (que no son pocos) tienden a desaparecer o incluso a sobrar.

De todas formas, es de todos bien sabido que los fabricantes velan por los intereses de sus futuros compradores de manera exhaustiva (véase abrefácil o los electrodomésticos). Por eso los de Acer, en un alarde de majestuosa capacidad de compresión de las intenciones del futuro cliente, dejaron la pila visible con tan sólo quitar una tapa (que costó lo suyo por su forma de «L»), pero esta pila estaba soldada a la placa, sin manera de poderla quitar que no fuese con un soldador.

No sé en qué puede ayudar que esté soldada. En los portátiles de verdad viene con su cable fácil de quitar o un sistema que con un poco de presión sale. Así que me tocó sacar el soldador e intentar no tocar la circuitería cercana para desoldar uno de los puntos de conexión.


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(la pila es la cosa con borde azul)

El portátil sobrevivió a la resoldadura y la contraseña desapareció.

PD: se me ha caído ya el punto de la muela de abajo 😀 y no me lo he comido xD