papel higiénico

Contribuyendo a la deforestación

Tuve una pelea el sábado por la noche que me ha pasado factura los primeros días de esta semana. La discusión empezó por causa del frío que hacía, pues mi edredón dijo que él se ponía como le daba la gana por mucho que lo agarrase de una u otra forma, y al final se salió con la suya dejando mi espalda al descubierto.

Así que he estado moqueando como un grifo abierto durante tres días, agarrado al rollo de papel higiénico con las dos manos, con la nariz colapsada y la mente enturbiada.

He gastado tanto papel que me siento hasta culpable, pero es que la gente no entiende eso de recoger los mocos directamente que caen de tu nariz en un cazo, parece ser que no es muy enrollao aunque sea mejor para el medio ambiente.

Menos mal que el solecito y los 20ºC que están haciendo ayudan a pasarlo en mejores condiciones.

El simbionte de papel higiénico

En los aseos de la biblioteca de la universidad iba yo a lavarme las manos cuando me percaté que había ya alguien haciendo lo mismo. Me puse al lado y le dije:

– Llevas papel higiénico pegado en la suela del zapato.

El chico bajó la vista para comprobar que, efectivamente, era portador de una estela blanca bajo su calzado y me contestó:

– Vaya, gracias por avisarme, no es plan de salir por ahí con esto pegado.
– Sip, no es plan – le dije medio sonriendo discretamente.

El chico salió antes que yo y, al cabo de unos segundos, salí yo. Dirigiéndome a las escaleras para subir a la segunda planta me encontré a Darknekros, nos paramos y empezamos a hablar, pero justo al inicio de la conversación, vi al chico de antes subiendo las escaleras. Llevaba el papel higiénico pegado en el zapato ¡pero en el zapato opuesto al que lo llevaba antes!

Moraleja: si vas a quitarte algo pegado en la suela de un zapato con la ayuda de tu otro zapato, al finalizar comprueba que ambos estén bien.