contradicción

Predicar con el ejemplo

Las situaciones contradictorias me resultan chirriantes y son fruto, sobretodo, de personas que no son consecuentes. No me parece mal que alguien diga lo que supone que es correcto hacer y después haga todo lo contrario bajo un «Por que me da la gana», pues es obvio que cada persona tiene su propia escala de valores, en el que algunas veces puede predominar la autocomplacencia por encima de lo correcto (que esto daría para otro post). Lo que me resulta chirriante es la persona que interpone excusas para justificarse.

Podemos encontrarnos, por ejemplo, con alguien que apoya la homeopatía, los remedios naturales y que cree que los alimentos de hoy en día no hacen más que enfermarnos para beneficio de las farmaceuticas, pero es incapaz de dejar de hincharse a fumar bajo la excusa de «Peores cosas tomamos sin saberlo en los alimentos» y poniendo en duda que el tabaco sea causante de diversos cánceres.

También podemos conocer gente que te cuenta desde su sofá, con el porro en la mano, que la maría le ayuda a relajarse y facilitarle el estudio, pero se queda justo en la fase que viene antes de la de abrir el libro.

Pero, sin duda, el género de individuos más chirriante es aquel que critica, humilla e infravalora desde su posición ego-elevada a otros, sin darse cuenta de que ellos mismos son iguales, peores o, simplemente, de vidas totalmente diferentes. Lo que me recuerda el siguiente dicho popular:

Ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio.

Lo divertido de esto es que la primera parte de este post me podría agregar al grupo de los del refrán.