Vivencias

Corre corre

Se lanza con un grito al estilo banzai que no es más que un mero reflejo del «No sé cómo se para esto de correr» y Champi realiza el recorrido desde el sofá hasta el televisor ante la mirada preocupada de su madre que no hace más que pensar «Qué hostia se va a dar».

Pasó de caminar ayudándose de las paredes a despreciar las manos que le intentaban ayudar a caminar, pues él solito ya se valía para patearse la casa. Y así es, ahora va a su rollo y, cuando su madre se pone a hablar despreocupadamente por teléfono con la abuela, él camina hasta su espalda, le coge de la pinza del pelo y tira de ella.

Dando pasos

Durante el puente del 4 al 8 de diciembre mi hermana pequeña y yo nos fuimos a instruir a Champi. Y no nos fue mal, al menos conseguimos que agitase el culo bailase con cualquier cosa que pareciese música en un tiempo récord.

Por su parte nos instruyó en el arte de seguirlo cogiéndole de una manita mientras se recorría la casa, lo que nos dejó con la espalda hecha polvo pero a él le sirvió como ejercicio definitivo para andar por su cuenta, algo que hizo el día después de habernos ido… Su recorrido es relativamente básico: de la mesita de salón a la alfombra de los juguetes y de allí a la cocina a ver la lavadora y la basura. Al pasillo no suele acudir porque está más oscuro y parece que eso no le gusta, pero a veces se aventura si escucha a su madre por allí. Y si quieres que cambie su rumbo y vuelva al salón sólo le tienes que preguntar por su vaquita a la que irá a buscar en seguida, aunque después no le haga ni caso.

Están a punto de salirse los dientes por lo que se pasa el día con algún elemento en la boca, ya sea su mano o el primer juguete que pille, lo que provoca un gran rastro de babas por allá por donde pase. Especialmente con un pequeño juguete que tiene que, cuando lo aprietas, expulsa el aire con un silbido, pero en este caso lo que expulsa son babas burbujeantes. El pobre lo pasa mal por las noches porque lo único que le calma un poco son los chupetes que tiene, unos cuatro que se va intercambiando a lo largo de la noche él solito.

Con respecto a la lavadora es amor a primera vista, se queda embobado durante minutos viendo como la ropa da vueltas dentro. Además de que está a su altura y puede apoyar las manos en la puerta para ayudarse a mantenerse en pie.

Pero el asunto es que no se pierde detalle de absolutamente nada, cualquier cosa que empieza a emitir un sonido, a describir un movimiento o incluso si descubre una imperfección en el suelo, gira la cabeza y posa la mirada en ello. Así que el pobre debe haber desarrollado un cuello formidable porque no deja de ejercitarlo. Es más, cuando estuvimos en el Parque Juan Carlos I y lo dejamos de pie en el suelo, el tío no podía dar más de un paso, literalmente, porque se agachaba para coger las hojas del suelo o para ver qué eran esas líneas en el suelo.

Dentro de todo ese mundo que está descubriendo se encuentra la alta tecnología como las bombillas que ha aprendido a encender, los ventiladores de techo cuyo movimiento imita con la mano y los teléfonos móviles que todavía no entiende del todo, le confunde el hecho de que de un aparato tan pequeño emerjan voces de personas.

El momento de la comida es una aventura, pues no tolera mucho los trocitos pseudo-sólidos, prefiere el puré de fruta bien triturado y necesita tener algo en la mano con lo que aporrear la mesa. A veces se calma si en la televisión hay algo de música (le gustó mucho un concierto de música clásica, supongo que por el ritmo y el continuo cambio de plano), pero a veces se niega a colaborar y su madre se mosquea con él y entonces él se mosquea con ella y le contesta. Su forma de protestar es emitir un pequeño grito con un gesto completo de indignación y réplica, desde la posición de las cejas hasta el de los morros. Me encanta.

Resumiendo, se puede decir que su estado óptimo es recién levantado que es cuando adopta una actitud en el que todo le da vergüenza y se tapa la cara, o cuando lo coges en brazos y lo mueves al ritmo de la música, periodo en el cual se irá apoyando en ti poco a poco y si tu ritmo decae el se agitará de arriba a abajo para que sigas.

Y por último no puede quedarse fuera las dos palabras mágicas que lo llenan de ilusión: baño y tetita. Con la primera se lo pasa pipa porque se deshace de los pañales y con la segunda se abalanza contra su madre nada más escuchar la palabra.

De lo que no hay duda es de que su madre debe tener una paciencia inmensa con él.

Orange juega sucio – Parte 2ª

Finalmente, cansado de que me dieran largas por teléfono, fui a la OMIC con todos los papeles oportunos:

  • Papeles referentes a la portabilidad que realicé al pasarme a Orange, donde se veía mi antiguo proveedor y el nuevo, con la modalidad de contrato y la factura del pago por el teléfono que compré.
  • Última factura de Orange.
  • Documento de solicitud de reclamación firmado y cumplimentado de la OMIC, explicando el caso de la forma más clara posible, indicando el número de incidencia otorgado por Orange y mencionando las fechas de todo.
  • Captura de pantalla impresa de la web de la CMT que mostraban los datos a corregir.

En la OMIC me dijeron que no debería haber mayores problemas para solucionar la situación pero que podrían tardar entre 2 y 3 meses, ya que son unos cansinos y lentos para estas cosas.

No ha pasado ni un mes y parece que el asunto ya se ha resuelto, ahora sólo tengo que probar a hacer de nuevo una portabilidad para ver qué pega me ponen ahora.

Orange juega sucio

Raro es el operador que no tenga por Internet algún artículo quejándose del trato o el servicio ofrecido. Es de esa forma como, a la hora de contratar con un operador, se da por hecho que habrán problemas y que ninguno es perfecto. Sólo hay que apelar a la suerte de cada uno y rezar para que no te toque la china.

A mi me ha tocado, de forma remarcable, en un par de ocasiones con Orange. En una ocasión me dejó sin poder realizar llamadas durante una semana, durante la cual estuve llamando para que me resolvieran la incidencia y no hubiese sido tan molesto si no me hubiesen tenido al teléfono durante decenas de minutos antes de hablar con uno de sus trabajadores.

La otra ocasión es la que tengo en marcha actualmente y es que me tienen bloqueado sin poder realizar ninguna portabilidad de número a otro operador; lo cual resulta curioso por la forma con que lo han hecho posible.

Primero yo tenía mi número de teléfono móvil con un operador (llamémosle Operador A) e hice una portabilidad a Orange con su contrato de permanencia y móvil nuevo. Estuve durante los 18 meses que duraba el contrato al fin del cual quise hacer una portabilidad a Vodafone. Vodafone, al cabo de una semana, me dijo que no podía hacer la portabilidad porque los datos eran incorrectos. Tras mucho trasteo averigüé gracias a la web de la CMT que mi número de teléfono constaba como ligado a Operador A en vez de a Orange. Esta incorrección de datos (a posta o no) debió ser causado durante el proceso de primera portabilidad que tuve.

Llegados a este punto he estado llamando por teléfono a Orange para que me corrijan los datos y así poder hacer la portabilidad a la que tengo derecho, pero parecen no estar por la labor y sólo saben decirme que están en ello y que dentro de una semana tendré noticias de ellos, lo cual es mentira, nunca llaman.

Las alternativas que me dejan son mandarles un fax indicándoles que me están impidiendo ejercer mis derechos descritos en la LOPD relacionados con la modificación de mis datos, actuando de mala fe para impedir ejercer mi derecho a la portabilidad y que de todo ello tengo las grabaciones de las conversaciones telefónicas para aportarlas como pruebas y denunciarlos a la Junta Arbitral de Consumo.

Por ahora voy a empezar por lo básico, poniendo una reclamación en la OMIC.

La edad

Parece ser que he heredado dos elementos relacionados con la edad, relativamente contradictorios, por parte de mi padre.

Uno de estos elementos es la apariencia joven a la que todo el mundo parece llevar a error cuando intentan hacer una estimación de datación sin emplear radiocarbono. Es decir, es habitual que me estimen una edad de entre 5 y 8 años menor que la que tengo en realidad. Esto puede resultar aparentemente beneficioso, pero los porteros de los pubs me miran con la intención de pedirme el DNI, menos mal que siempre voy acompañado con gente que aparenta tener la edad que tiene y no me dicen nada.

El otro elemento heredado es la aparición de canas a una edad temprana que contrastan con el hecho de que me vean más joven de lo que soy.

Obviamente no me voy a quejar, pues conozco gente con mi edad o menos que parecen mucho mayores y, aunque no tienen canicie, se están quedando calvos.

1004

Me suena el teléfono móvil, veo el 1004 en la pantalla del mismo, así que ya me imagino lo que va a suceder cuando descuelgue:

  • Yo: ¿sí? dígame
  • Operador: hola, buenas tardes, mi nombre es fulanito y le llamo de Movistar. ¿Estoy hablando con el titular de la línea?
  • Yo: sí, soy yo.
  • Operador: ¿sería tan amable de indicarme su nombre para poder dirigirme a usted?
  • Yo: pero yo no tengo ningún servicio contratado con vosotros – le digo intentando no tener que decir mi nombre.
  • Operador: por ese motivo queríamos poner en su conocimiento nuestras ofertas y la posibilidad de que usted pueda conseguir un teléfono nuevo de forma totalmente gratuita, incluso podría ser un iPhone y todo ello sin perder su actual número de teléfono.
  • Yo: ya, si me parece bien, pero es que yo no quiero un teléfono móvil, estoy esperando a terminar el contrato con mi actual operador para deshacerme del móvil.
  • Operador:  si me permite la pregunta ¿por qué querría usted deshacerse de su móvil?
  • Yo: porque me molestan mucho, por eso no quiero uno.
  • Operador: entiendo pero si me deja tres minutos de su tiempo le podré exponer unas tarifas realmente económicas que le harán ahorrar mucho dinero.
  • Yo: ya, pero entienda usted que, aunque tenga las mejoras tarifas del mercado, si no tengo teléfono ahorraré el doble, primero porque no tendré que pagar ninguna tarifa y segundo porque no me molestarán con llamadas inoportunas.
  • Operador: claro…bueno, pues si quiere más información llame al 1004 que le pondremos al corriente de todas nuestras ofertas.
  • Yo: muy bien, gracias, buenas tardes.
  • Operador: buenas tardes.

Cuando le dije que no quería un teléfono porque me molestaban mucho al pobre casi le entra la risa (supongo que es porque es a lo que él se dedica). Y su tono de voz intentado persuadirme con un iPhone ha sido lo que casi me hace morirme de risa a mi.

Misión cumplida: ha sido incapaz de ofrecerme sus productos y de sonsacarme información.

Champi a por los 8 meses

Ya han pasado 8 meses desde que el retoño anunció al mundo que salía para quedarse, supongo que pensó que la crisis era más divertida verla in situ. Sus progresos son muchos así que intentaré ser breve:

  • Saluda como la realeza : el muchacho saca la mano para saludar y, en vez de agitarla hacia los lados de forma lateral, la hace girar sobre su muñeca para cansarse menos.
  • Depura la técnica del desplazamiento :  no sabe andar, ni gatear pero va dando culazos por el suelo con el objetivo inmediato de agarrar la primera planta que pille.
  • Intenta saltarse las barreras : su actual cuna se le queda pequeña porque ha aprendido a ponerse de rodillas, agarrarse del canto e intentar saltar por encima del mismo, por lo que no se le puede dejar solo, a no ser que esté echado, pues no sabe todavía incorporarse. Ante esta limitación, quizás aprenda a ir rodando…
  • Dos manos, tres patitos : cuando está en el momento del baño y sus tres patitos amarillos flotan por el agua intenta cogerlos todos. Empieza por coger uno, coge el otro y el tercero se le resiste y acaba soltando uno de los otros.
  • Manos fuertes : si le acercas la cabeza y te coge del pelo, olvídate de algún que otro mechón. Hay que detallar que en su abuelo materno es su objetivo principal.
  • Manos hábiles : le quitó las llaves del coche al abuelo materno si que este se percatase, menos mal que no pudo localizar el coche…
  • Babas por todas partes : no hay nada que no quiera llevarse a la boca y babearlo. Según pausem es la vitamina M que todo niño debería incorporar a sus sistema inmunológico.
  • Primeras papillas : aprendió la técnica de, con la boca llena, hacer ruiditos y esparcir la comida por todas partes. Es muy común que lo padres con niños en esas edades salgan a la calle sin percatarse de que llevan papilla en el pelo.
  • Habla solo : si lo dejas solo para que haga la siesta se queda mirando el techo y dice cosas. Aun no hemos podido descifrar lo que dice…
  • Coco : si hay algo que lo entretiene en la tele durante algunos minutos es Coco bailando por las mañanas.
  • Dormir : parece que empieza a coger el hábito de dormir de tirón por las noches para alivio de mi hermana.

A parte de todo esto, mi hermana mayor va a retomar el trabajo de nuevo y tendrá que dejar a Champi con una niñera. Yo no pude estar en el proceso de selección, pero ya le comenté que sería buena idea que tuviese en cuenta que la niñera de Austin Powers (una sueca de muy buen ver que mantuvieron hasta que cumplió los 20) parece que dio buenos resultados.

Spoiler Man

Imaginaros que vais al cine a ver una película un día en el que la cartelera no está muy espléndida y os decantáis por la menos mala. Pasas dentro del cine con cierto tiempo de antelación y te diriges a la sala correspondiente pero, antes de entrar pues aun están los títulos de crédito del pase anterior, decides ir al baño a hacer aguas menores para que no te sorprendan en mitad de la trama de la película.

Así que ahí vas, entras a los baños más cercanos, abres la bragueta y te pones a evacuar mirando la pared. De pronto, entran un par de individuos con la misma intención de evacuar pero, a diferencia de ti, estos ya vienen de ver la misma película que tú tienes intención de ver y lo averiguas porque se ponen a comentarla a pleno pulmón, tanto que dudas que les queden fuerzas para orinar.

En esa pequeña fracción de tiempo de vaciado de tu vejiga, te da tiempo a escuchar una pequeña sinopsis (incluyendo final, por supuesto), quién muere, quién se queda con la chica y demás spoilers.

Tras tu resignación, en tu mente una de tus neuronas (la que se encarga de decirte cuándo estás malgastando tu tiempo o tu dinero) te comenta que, si ya era mala la película que ibas a ver, ahora, conociendo todos los detalles, va a ser una cosa infumable de 7€.

Por lo tanto decides que no quieres pasar las dos siguientes horas de tu vida en una sala oscura viendo como se cumple cada uno de los spoilers comentados. Por lo tanto, dictaminas que lo mejor es salir de allí y, mientras lo haces, te encuentras de nuevo a esas personas comentando entre risas que, posiblemente, habían cometido pecado de spoiler sobre un inocente en los baños.

A mi todavía no me ha ocurrido, pero lo he visto y, aunque no es lo peor que te puede pasar en los baños de un multicine, no mola nada. Seguramente la persona que vi sufrir tal trauma haya dejado de ir o al cine o al baño…

El diálogo de la noche

Con el transcurso del tiempo da igual lo que sucediese en el pasado, lo importante es cómo lo recuerda la gente del presente (ya sabéis, eso de que la historia la escriben los ganadores…) y, en este caso en concreto, Marina no sale bien parada xD

Inagotable : sí, fue aquella profesora que te llevaste por delante con el coche.
Marina : ¿que qué? yo no la atropellé.
Inagotable : ¿no te acuerdas que estuvo unos meses de baja por un accidente de tráfico?
Marina : no.
NeoRazorX : es verdad, yo sí que me acuerdo de algo de eso.
Marina : o_O ¿de que la atropellé?
NeoRazorX : recuerdo algo de un accidente que tuviste.
Inagotable : ahm, a lo mejor NeoRazorX de lo que se acuerda es de cuando te rompiste el pie…de pisar el acelerador por supuesto xD
Marina : seguramente fue tras el intento frustrado de matar a mi compañero de prácticas 😛

PD: Marina es estupenda pero siempre me acabo metiendo con ella en el blog, no lo entiendo xD

Ser informático en la familia

Mi hermana mayor me llamó por teléfono justo cuando entraba por la puerta de mi casa después del trabajo, parecía que hubiese calculado los tiempos milimétricamente. En seguida supe que, si quería hablar directamente conmigo, era porque había un interés técnico en el fondo y no me equivoqué.

Me contó de un problema con el portátil y la wifi que no quería funcionar. Finalmente, lo pudimos arreglar aun con el llanto de Champi de ambiente. Y es que el pobre, no acepta que su madre le preste más atención al teléfono que a él, que según me han contado es un poco cotilla, capaz de dejar de mamar para girar la cabeza y ver quién ha entrado por la puerta en ese momento.

No me quiero imaginar a todos aquellos que tengan un problema con el ordenador y no tengan un amiguete o familiar apañado para esas cosas. Pero debe ser peor ser médico (hola JB xD ) y escuchar todos los males, algunos más desagradables que otros, de toda la familia…

Sobre Champi sólo decir que hace pucheros y se pone a llorar cuando me oye por teléfono, creo que intenta hacerme captar alguna indirecta. Aunque va avanzando y, según mi hermana, ahora pide las cosas (que yo creo que más bien las negocia) y se duerme él solito, aunque otra cosa es que sea capaz de dormir 2 horas seguidas sin molestar a mi hermana.

El progreso de Champi

Sin lugar a dudas, se trata de una criatura con un alto grado de virilidad acreditada por sus ronquidos, sus eructos, sus pelos en las piernas y su carácter rabioso. Si sigue por este camino, seguramente sus padres no necesitarán el walkie-bebé, los ronquidos contendrán los suficientes decibelios para ser escuchados en cualquier parte de la casa.

Crece bastante bien, 51cm de envergadura y 5 ligeros kilos, manteniéndose así en los límites superiores de su edad. Parece que empieza a distinguir mejor las cosas y las personas, siendo el champiñón que le regalamos lo que más le distrae. También ha comenzado a coordinar mejor con las manos y se agarra al pelo largo y a los escotes (ha salido espabilado…).

Lo divertido es que se puso de muy mal carácter un par de noches según contaban sus padres, tanto como para que se acojonasen de la mala leche con la que lloraba. Vamos que, si pudiese haber hablado, hubiese soltado tacos mientras los miraba fijamente.

Blanco nuclear

Es una regla básica que, cuanto más blanca y delicada es una prenda, mayor es su probabilidad de sufrir infortunios. Lo mismo pasa con esa tostada de mantequilla que vigilamos con exceso y que terminará cayendo al suelo, sobra decir que boca abajo.

Como si cuanto más queremos proteger algo, con mayor facilidad se es dañado precisamente por esa sobreprotección o por simple ironía de la vida.

Llegados a este punto quizás alguien pueda pensar en relaciones personales que se ven afectadas por esta misma ley, pero yo sólo hablo de camisas de esas que se pone uno para vestir el torso.

Para mi desgracia, sólo necesito ponerme una camisa en concreto para atraer todas las manchas estúpidas y reincidentes, como la que deja la pasta de dientes tras caer espumosa y rebelde desde mi propia boca o el fragmento imperceptible de chocolate que cae de un galleta y que se esparce como si te hubieses bañado en barro.

Lo peor es que, cuanto más miedo le coges a interactuar con algo, más torpe te vuelves en ello, por lo que la hora de la comida puede llegar a parecer la operación quirúrgica de un ojo por cómo coges los cubiertos.

Arreglando cosas

El mejor caso de todos es cuando un aparato deja de funcionar y tiene los días contados para acabar en la basura. Entonces lo coges, lo desmontas e intentas arreglarlo tranquilamente. Si lo arreglas quedarás sobradamente satisfecho y si no lo consigues, no pasa nada, iba a acabar en la basura de todas formas.

Pero qué pasa cuando el aparato medio-funciona, es decir, tiene un funcionamiento no óptimo o mermado. Si optas por ponerle remedio y meter tus manazas en las tripas del objeto en sí, te arriesgas a que deje de funcionar para toda la vida.

Algo de eso me pasó con mi equipo de música, el mismo que utilizo para escuchar todo aquello que sale de la tarjeta de sonido del ordenador. A modo de SGAE atrapó tres cd’s en su bandeja y no había forma de que los soltase. Para mi suerte eran copias de los originales, de lo contrario me hubiese dado un telele, para que después digan…

El equipo de música funcionaba perfectamente salvo por los cd’s que apenas usaba, pero aun así decidí meter mis manazas y desmontarlo completamente.



Le cambié una goma del motor (me costó 60 céntimo, un robo) que se había hecho trizas y tras medio-montarlo de nuevo (montaje en el que casi me secciono el dedo) lo probé de nuevo y vi que no funcionaba. En ese instante me acorde de la máxima en informática:

Si funciona no lo toques.

Menos mal que al montarlo completamente volvió a la vida (algo que mi hermana pequeña predijo), incluido el cargador de cd’s. Parece ser que necesitaba hacer contacto con la chapa metálica para trabajar correctamente.

También me acordé del día anterior, que había estado intentando crimpar un cable de red que funcionaba de casualidad y que quería que funcionase como debía y no porque quisiese. Casi dejo sin Internet a mi hermana pequeña (me hubiese matado) por culpa de la castaña de crimpadora de hace 10 años o los conectores RJ-45 de los chinos (vaya usted a saber).

Viaje hecho

Este finde pasado fui a ver a Champi, como ya os comenté. El viaje, en tren finalmente, fue largo y cansino, con una cutre película que vimos empezar como 4 ó 5 veces (creíamos que nunca iba a terminar de empezar). Para colmo yo me llevé una película en el teléfono móvil que resultó ser una cutrez también, así que no hubo suerte de ver algo en condiciones. La próxima vez me llevaré el portátil, que debajo del asiento me percaté de la existencia de una toma eléctrica. Podría haberme dedicado a dormir, pero parece ser que, cuando es de noche, no consigo conciliar el sueño en transportes públicos.

Sin embargo, la vuelta fue ligeramente diferente. Aunque pusieron la misma película, al menos era de día y pude ver las cosas pasar, dormir un rato, escuchar música del iPod, decirle a mi hermana pequeña cada dos por tres a qué velocidad iba el tren y disfrutar de los golpes y berridos de los niños que estaban sentados justo detrás de mi.

De Champi puedo decir que se comportó como todo un campeón. Nos dejó dormir sin problemas la noche del viernes-sábado, dejó a su madre desayunar y comer tranquilamente y jugó con sus tíos al juego de «ignora a este par de tontos y haz como que miras algo detrás de ellos».

Claro que eso duró hasta el cambio de pañal de la tarde, a partir de ese momento le dio por llorar (parecía la sirena del ECTO-1 de los Cazafantasmas) y soltar alguna que otra embestida con la cabeza. En brazos se calmaba un poco, pero tampoco mucho. Así que lo escuchamos a lo largo de la noche del sábado-domingo.

Al menos su madre estaba contenta de que Champi no la dejase por mentirosa, pues ella afirmaba que su personalidad cotidiana era la de no dejarla descansar. A mi no me extraña porque le hice exactamente lo mismo a mi madre jiji.



Telemarketing

Por la tarde, nada más llegar a casa, sonó el teléfono. Al responder, una señorita se presentó fugazmente y me informó que estaba haciendo una encuesta para determinar, en resumidas cuentas, la felicidad reinante en la ciudad. El diálogo fue algo así:

– ¿Le podría realizar algunas preguntas para llevar a cabo la encuesta?
– La verdad es que ahora mismo me encuentro ocupado.
– Bueno, dígame si le puedo llamar más tarde, estamos hasta las 9 de la noche.

En ese momento pienso «Mierda, si le digo que llame más tarde, realmente va a llamar más tarde». Así que puse en práctica un método (que aun tendré que pulir) que vi en una serie:

– Pues va a ser que no, mejor me deja su teléfono y ya la llamo yo cuando pueda.
– Muy bien, buenas tardes – me contesta rápidamente, tras lo cual colgó.